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Un proyecto que incorpora la energía solar a la formación en oficios obtuvo un relevante reconocimiento internacional

Un proyecto que incorpora la energía solar a la formación en oficios obtuvo un relevante reconocimiento internacional

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Un proyecto del centro cultural Arte y Parte fue premiado por la Embajada Suiza para posibilitar su desarrollo. La propuesta plantea la capacitación de electricistas y plomeros en energías renovables para generar una forma de trabajo sustentable en la ciudad. Se empezará a aplicar con estudiantes del programa Secundaria con Oficios que funciona en ese espacio.

El proyecto “Ciudades sustentables: la cultura de la electricidad fotovoltaica y los calefones solares” fue reconocido por la Embajada Suiza en el marco de la convocatoria 2019 para proyectos de Cooperación y Desarrollo a los que se destinará apoyo económico para llevar adelante la propuesta.

La idea fue concebida como una herramienta para incorporar a los oficios convencionales, como el de electricista o el de plomero, la posibilidad de trabajar con energías renovables -en este caso solar- y generar así una forma de trabajo sustentable en la ciudad. La base de aplicación de la iniciativa se incluye en la propuesta educativa orientada a formar técnicos electricistas del programa Secundaria con Oficios, a través del Plan Fines, que funciona en el centro cultural Arte y Parte.

En el breve acto de presentación, que contó con la presencia de autoridades municipales y de la Usina Popular y Municipal SEM, la concejal mandato cumplido Corina Alexander -referente de Arte y Parte- explicó que el proyecto se sustenta en la posibilidad de promocionar la soberanía energética a través de propuestas concretas y comunitarias que habiliten un debate sobre producción y consumo de energía en espacios no convencionales.

Soberanía energética al alcance de la mano 

Si bien los paneles solares constituyen aún una tecnología costosa, desde el centro cultural pretenden instalar el debate hacia un cambio de paradigma que permita empezar a pensar en otro tipo de generación y uso de energías, a tono con los cambios mundiales. Por esto mismo, es que creen que con el tiempo debería democratizarse el acceso a estas fuentes para que sean accesibles a todos los ciudadanos.

Por lo pronto, según manifestó Alexander, desde la institución tratan de fomentar que el espacio cultural se convierta en un lugar de capacitación, referencia y difusión del tema para que la comunidad pueda estar más cerca de los nuevos formatos de energía sustentable.

“Desde el año pasado tenemos el programa de Secundaria con Oficios y elegimos el perfil de electricidad por la característica de nuestros estudiantes. La propuesta educativa tiene un circuito donde hacen electricidad de obra y terminan preparándose para la colocación de paneles solares”, indicó.

La génesis del proyecto se basó, en parte, en la inquietud por conseguir los recursos materiales para que los alumnos tuvieran los elementos para desarrollar sus clases. Los fondos de la Embajada Suiza ya están disponibles y la próxima semana iniciarán la compra de los paneles e insumos para comenzar a implementar a la brevedad el proyecto.

Cambio cultural 

Jazmín Feliú, miembro de la comisión directiva del espacio cultural, licenciada en ciencias ambientales y educadora, es una de las artífices de la idea y se mostró muy complacida por poder insertar la cultura ambiental en la escena local.

“Es un proyecto que sumamos a las actividades del programa Fines. Nos propusimos trabajar con el concepto de ciudades sustentables, Argentina adhirió a los protocolos en 2015 y hoy se encuentra incluido en los objetivos de desarrollo sostenible a nivel país, es importante que esto se pueda trabajar a nivel ciudad en espacios culturales, sociales, escuelas y demás”, refirió.

Feliú trabaja con una línea inclusiva que propone una mirada sobre las ciudades que sea transformadora, comunitaria, solidaria y sustentable. Para abarcar esta multiplicidad de perspectivas es que orientó su proyecto de electricidad fotovoltaica y calefones solares hacia un centro educativo para poder desplegar los tres ejes fundamentales de la propuesta que toman como base la terminalidad de la secundaria con oficio de electricista que se dicta en el centro cultural. Por un lado está el área técnico profesional que conlleva la propuesta educativa per se.

Por otra parte, el área artística y cultural que se trabaja con un proyecto integrador que plantea un programa radial con los docentes de las distintas asignaturas, que a su vez aportan actividades relacionadas. Y en tercer lugar, el desarrollo humano y la educación en valores para abordar desde distintas prácticas el universo de posibilidades que incluye la cultura sustentable

“No es sólo dar un espacio físico sino imaginar qué significa poder trabajar con el sol y que pueda llegar a ser una fuente de energía renovable para dar electricidad a nuestra casa, algo que todavía es difícil de asimilar, pero estas modificaciones se están dando, la matriz energética se está modificando y se genera electricidad en diversos lugares del país de otros modos no convencionales”, consideró.

Energía solar como alternativa 

De la parte técnica se ocupa el docente Pablo Espelet, reconocido profesor de la Escuela Técnica 1. El especialista detalló que, en la actualidad, las luminarias LED y las nuevas tecnologías en electrodomésticos consumen menos potencia y vuelven viable el uso de energía solar para su alimentación.

Espelet precisó que una línea de iluminación por fuera de la red lo que va a hacer es generar energía solar suficiente para el consumo energético diurno y para acumular el excedente como reserva.

Los paneles expuestos al sol captan la energía y el sistema la lleva a dos dispositivos; un regulador de voltajes que regula la potencia que genera el panel para reservarla y no quemar la batería. El inversor permite que la corriente continua del acumulador se pueda invertir para lograr la onda armónica que se necesita para la corriente alterna que alimenta a los dispositivos eléctricos. Vale destacar que el oneroso costo se debe a que los paneles no se fabrican en Argentina y deben importarse. No obstante, tienen una vida media de 25 años y las baterías, al no trabajar a ciclo completo, pueden durar hasta cinco años.

Las instalaciones no son muy grandes pero aún sí muy costosas, por eso lo que recomiendan es comenzar de a poco, con un panel pequeño que sirva para transferir energía a una luminaria o artefacto, y con el tiempo ir incorporando más paneles, baterías y dispositivos hasta cubrir todas las necesidades energéticas del hogar si se desea.